El yoga ha sido parte de mi vida durante casi 30 años. Es mi brújula y me ha dado el don de confiar en el universo, y una forma de montar sus profundas corrientes, para ver los lugares oscuros como nutrientes jugosos para el trabajo del alma, el crecimiento y el devenir. Asana me ha enseñado cuánto valoro la vulnerabilidad, la creatividad y la belleza, y esa belleza es una cualidad interna que busca expresarse en el exterior. El yoga me ha mostrado una forma de confiar en el viaje, de mantenerme estable en el camino a través de los picos estimulantes y los valles de la vida. Mi pasión es compartir con humor las lecciones profundas que aprendemos al mantenernos firmes a través de la dificultad que nos otorga la experiencia de nuestro verdadero valor y florecer en la celebración de las alegrías de la vida.